En un yate anclado en el muelle 15 de Nueva York se celebra una fiesta de la mafia. Llega un caballero de gafas y le dice al portero…
CLIENTE 1: “Te veo de buen color, Aarón, se ve que estuviste usando el bronceador”
El portero, que en realidad está pálido como un muerto pues vive de noche, sonríe y lo deja pasar. Luego llega un pareja que muy divertida dice al portero a coro…
CLIENTE 2-3: “Qué tiempo más bochornoso, ¿verdad Janis?”
El portero se cierra un poco más al abrigo, para combatir un poco el intenso frío, y los deja pasar.
Llega un grandote con un estuche de violín, pero que probablemente contiene una ametralladora, y dice:
CLIENTE 4: “Espero, Alex, que adentro haya una buena dosis de diversión”
El portero lo deja pasar. Ahora viene un gordo muy elegante:
CLIENTE 5: “¿No estaré llegando tarde, verdad, Marco? Ojalá no se hayan comido todos los postres”
El policía de civil que está escuchando y quiere infiltrarse en la fiesta decide que el asunto es llamar al portero con algún nombre, no importa cual.
CLIENTE 6: “Hola Dimitri, parece que tenemos buena música hoy, ¿no es cierto?”
El portero le asesta al policía una tremenda paliza, de la cual el policía deduce tristemente que no era esa la clave.
Mientras el policía se repone, una señorita que balancea un cigarrillo saluda al portero, expresando su esperanza de que adentro haya algún cenicero disponible, y entra.
¿Cuál es la clave para entrar? ¿Qué hay que decir? Cómo entrarías tú en la fiesta?
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Relato Número 1: La fiesta de la mafia
Relato Número 2: El caso del profesor Laucirica
Relato Número 3: La peligrosa ruta al palacio del Mago de Oz