Meses de miles de idas y venidas llega un momento de ver la luz al final de túnel. El ‘niño (o la niña)’ está a punto de nacer. Muchas horas pensando en un nombre para la empresa, en una sala de escape que pueda tener un plus diferencial, local, papeles, cuadrillas de trabajo, más papeles, pintura, taladros, aún más papeles y llega el día en el que todo tiene que empezar a encajar en un juego de una Escape Room, llega la hora de los testers.

¿Cómo plasmar una idea para una Escape Room y que encaje?

Como el que escribe un libro, el que prepara una obra de teatro o incluso el que construye una casa con sus propias manos, necesita que las ‘piezas’ encajen. En los juegos de escape pasa lo mismo y es muy necesario una gran capacidad y visión espacial. Es un camino que empieza y que pronto toma muchos caminos. Hay que lograr que cada ‘puerta’ se abra en el momento adecuado para alcanzar la linealidad buscada en la historia y que todo termine en el tiempo previsto; normalmente en 60 minutos… en nuestro caso, en La Ratonera Escape Room, hemos apostado por 75 minutos en una experiencia redonda. Y para alcanzarla nos han ayudado grupos de ‘testers’ que nos han permitido calibrar el juego de escape y ver si los diferentes retos de team building funcionaban.

¿Qué hacer en Bilbao? … ser testers de La Ratonera

Tiras de agenda, de amigos de amigos, y te encuentras a muy buena gente que te echa una mano. De este modo, se va calibrando una historia. En nuestro caso han pasado unos grupos fantásticos. Nos encontramos con unos tiempos de juegos desorbitados en los inicios. Pero se pudieron ir ajustando gracias al ‘feed back’ con los primeros ‘Tigers y Rhinos’. La primera impresión es la que nos dio el oxígeno que necesitábamos para afrontar el sprint final. La Ratonera gustaba y la tienes cerca. Los detalles, el ambiente diferenciador, las pruebas, los complementos… cada uno de los grupos que han ayudado a testar la sala –y han sido cerca de ocho o nueve- han salido encantados. Y con cada uno de esos nuevos grupos, se ajustaba y se calibraba un poco mejor todo. Paso a paso, hasta lograr abrir.

Desde Sopela quedará para nuestra particular historia que llegó el primer grupo. Fantásticos. Iñigo, Sora, Aitor, Iurgi, Ana y Urtzi se divirtieron a rabiar. Eso era lo fundamental. Y ya para ese test de la tarde habíamos reducido cantidad de material. Así, test a test, pasando por nuestra ya ‘amigos’ de OJOA Escape Team que nos ayudaron y nos ayudan mucho, así como verdaderos devora-salas como la formada por Jon, Mari, Egoitz y Leixuri o el trío formado por Raquel, David y Enma con cerca de 60 salas de media hechas por cada uno o el del grupo de teatro de Barakaldo Arimaktore con Aitor, Erik, Sara, Eneritz y Leire o los también ‘artistas’ de Ugaitz, Maruri, Koldo, Marina y Mitxel.

Unos profesionales como testers

Por último, la visita de una ‘delegación’ de Mad Mansion –con Alberto a la cabeza-. Una de las Escape Rooms referencia y pioneros en Bilbao. Gracias a la ayuda de todos ellos y ellas, La Ratonera cogió el pulido final para echar a andar.